Según la OMS, la esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a más de 21 millones de personas en todo el mundo. La esquizofrenia se caracteriza por una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la consciencia de sí mismo y la conducta.
La esquizofrenia se suele iniciar en la adolescencia y tiende a evolucionar hacia la cronicidad.
Los síntomas que se manifiestan en las personas que padecen una esquizofrenia son por ejemplo alucinaciones y delirios, también se presentan otros síntomas como el empobrecimiento de la expresión de emociones y sentimientos, la falta de energía e interés por las cosas, la disminución de relación con otras personas, los problemas de atención y también síntomas depresivos y ansiosos.
Si hablamos de causas, podemos resumirlas en: genéticas o hereditarias, emocionales, ambientales y acontecimientos vitales imprevisibles. También debemos saber que existen varios tipos de esquizofrenia: paranoide, catatónica, desorganizada, indiferenciada y residual. En la actualidad, aún no existe tratamiento curativo para la esquizofrenia, pero se puede hablar de que sí que hay medicación para controlarla, como son los antipsicóticos, y el tratamiento psicosocial. Gracias a los cuales las personas con trastornos mentales participan y disfrutan de forma normalizada de actividades formativas, laborales, culturales, etc.
La medicación es un puntal del tratamiento integral, una condición imprescindible para la eficacia de cualquier otra terapia, al contribuir a la estabilidad y control de los síntomas y a la reducción drástica de posibles recaídas, con el deteriodo personal que éstas suponen.
Con el tratamiento psicosocial se pretende reducir la vulnerabilidad de la persona que padece esquizofrenia ante las situaciones de estrés, reforzando su adaptación y funcionamiento social, y procurando conseguir la mejor calidad de vida posible.
Las familias y las asociaciones, saben que son un elemento decisivo e influyente en el tratamiento de sus familiares con enfermedad mental. Dado que a la persona con enfermedad mental le resulta muy difícil afrontarla de forma individual y de ahí la necesidad de la existencia de asociaciones tanto de familiares como de personas que las padecen.
Finalmente, debemos tener en cuenta que este tipo de enfermedades puede afectar a cualquier tipo de persona independientemente de su condición social, económica, sexual, cultural y como ya hemos dicho, de dónde viva.
TALLER DE PERIODISME DEL CRIS
(Artículo que apareció en el periódico de Ontinyent la última semana de octubre 2016)